Todos tenemos a ese amigo deportista.
Ese amigo o amiga que parece no costarle nada de esfuerzo hacer ejercicio. Parece que salir al parque para correr o entrenar duro en el gimnasio es una extensión de su día normal, quién sabe de dónde saca las ganas, quién sabe cómo le hace, pero, el ejercicio encaja en su rutina y en su personalidad a la perfección. Y estoy seguro de que es precisamente eso lo que tú quieres en tu vida. La pregunta es: ¿Qué es lo que hacen bien las personas que sí tienen el hábito de hacer ejercicio? O incluso aún más importante: ¿Qué es lo que NO hacen? Porque para ser constante con el ejercicio, primero tienes que saber lo que NO hay que hacer ¿cierto? Así que sonríe y sigue leyendo, aquí te digo 5 cosas que hacemos mal cuando nos proponemos hacer ejercicio: 1.- No eres realista con tu meta ¡Correré cinco, no, siete días a la semana! Haré también un programa de entrenamiento de fuerza para completar cuatro veces a la semana y, caminaré en el parque los sábados. No estoy exagerando, así se ven las metas de muchas personas. De hecho... ¡A mí me pasó! Desde muy pequeño he hecho deporte por lo que nunca había sido la piedrita en el zapato para mí, hasta que me mudé a Mérida, Yucatán, cuando empecé la preparatoria y la universidad; abandoné mi alimentación saludable y rutina de ejercicio que practicaba en el rancho en el que vivía. Me justificaba con la bendita falta de tiempo y tareas escolares. Como te decía, tuve una racha sin hacer ejercicio, me di cuenta enseguida del cambio en mi estado de ánimo, en mi forma de comer e incluso a la hora de concentrarme en la universidad. Sinceramente me sentía en mi mejor versión cuando era constante con el ejercicio. Pero, traté de retomarlo. Me acuerdo que me decía en las noches: -Bueno Kike, mañana sí salimos a correr 5 kilómetros. Por supuesto que a la mañana siguiente, esos 5 kilómetros, se veía como un tenebroso camino rumbo a La luna. Quedarme 30 minutos más en la hamaca y desayunar con calma, sin duda fueron las actividades triunfadoras. Erróneamente pensaba que al día siguiente habría otro intento. Tendría esa playlist motivadora, o habría dormido mejor, bla bla bla. Hasta que llegaba la mañana siguiente, y bueno… tampoco lo lograba. Empecé a sentirme mal conmigo mismo y comencé a dudar de mi capacidad para lograr otras cosas que no tenían que ver con el ejercicio. Pero, ¿qué estaba haciendo mal?… Fácil: intenté retomarlo con una meta muy grande. Esto no quiere decir que tengamos que ser mediocres, solo hay que ser realistas. Tener la creencia de que sí es posible empezar desde cero y lograr entrenar por mucho tiempo y muy intensamente, te hace fracasar Aunque lo logres un día o dos, es probable que el dolor muscular, la fatiga o incluso una lesión, se conviertan en un obstáculo que te hace renunciar al poco tiempo después. La mejor rutina de ejercicio no te sirve de nada si no logras seguirlo más de un día. Generalmente las apps de ejercicio, o los videos de youtube son demasiado retadores para empezar. Lo mismo pasa si te propones ir al gimnasio, hay muchos pasos que seguir y cuando estás comenzando toda esa logística se vuelve muy compleja. Tengo clientes que han pagado una mensualidad, de instrucción personal, y solo han asistido 3 veces en ese mes al GYM.Plantearnos metas gigantescas se debe en parte al siguiente punto. 2.- No te comprometes a largo plazo. Los resultados que buscas toman tiempo, muchas veces más tiempo del que teníamos contemplado al inicio. Tener ese “abdomen plano” correr más rápido, o fortalecer tus piernas, requiere de un proceso. El problema es que no somos pacientes, nos aburrimos, nos desesperamos, nos comparamos con las celebridades de instagram, con esa gente musculosa del gimnasio y queremos exactamente eso, pero lo queremos exactamente ahora. Tal vez en el fondo te sientes avergonzado de tu cuerpo, de no poder terminar la rutina de ejercicios, de no vernos tan bien dentro de esa ropa deportiva como otras personas y, queremos que en un abrir y cerrar de ojos todo esto cambie. Pero, honestamente eso no es posible. Muchas veces malgastamos nuestro tiempo y energía pensando que necesitamos un esfuerzo monumental para lograr resultados. Pero te han mentido, eso tampoco es cierto. No se requiere un esfuerzo masivo para lograr resultados increíbles, solo se requiere de un esfuerzo ligero pero constante. Solo se necesita de un esfuerzo que tú y, sólo tú puedas mantener sobre el tiempo. Cuando comienzas a entrenar, algo nuevo está sucediendo y tu cuerpo y mente protesta, pero, con un Entrenamiento personal, lo suficientemente efectivo el ejercicio se volverá parte de tu rutina normal. Y para llegar a ese punto, necesitas contar con ese programa de entrenamiento mental, físico y mantenerlo en el tiempo. 3.- Te marcas objetivos pero ¿NO construyes un Programa? ¿Qué pasaría si te digo que al intentar lograr una meta generalmente lo hacemos al revés? Sí, al revés. Fíjate: primero nos marcamos un objetivo, por ejemplo: “haré ejercicio para bajar de peso”. Se escucha como una meta común ¿verdad? El problema es que ese es el destino a dónde queremos llegar, pero, el proceso (que nos conduce a ese punto) viene muchísimo antes y generalmente lo ignoramos por completo. Un objetivo te dice hacia dónde quieres llegar, pero, NO te dice qué hacer en el plano del día a día. Me explico mejor: un objetivo te da el qué, pero un Programa personal, te da el cómo, te dicta el proceso. Si lo pienso bien, ninguno de los buenos programas de ejercicio que encontramos, se ocupa de entender por qué la gente renuncia. Te dan el “qué hacer” pero no te dicen el “cómo lograr ser constante”. Es inútil tener la mejor serie de Zumba en DVD o descargar la nueva aplicación deportiva, si simplemente no logras ser constante (y no sabes por qué o qué hacer para no fallar). Un Programa de entrenamiento personal te ayuda a saber qué hacer cuando los problemas y obstáculos aparecen. Pero, para poder hacer que el Programa de entrenamiento personal funcione, es importante el siguiente punto. 4.- No tienes claro tu verdadero motivo. Cuando tienes claro qué es lo que quieres y sobretodo por qué lo quieres, la decisión de hacer ejercicio cada día se vuelve más fácil. Le empezarás a dar prioridad al ejercicio en tu rutina, lo que te rescatará cuando estés a punto de fallar. Cuando pensamos en el motivo para hacer ejercicio, el primer pensamiento que nos viene a la mente es “para ser más saludable”, algo que suscribo totalmente, pero, aunque se escuche muy bonito, este NO necesariamente es tu verdadero motivo. Nuestro motivo más profundo se relaciona con: reconocimiento, placer, seguridad, pertenencia o vanidad. Por ejemplo, Quiero hacer ejercicio porque… -quiero tener más confianza en mí cuando esté con alguien -quiero verme bien cuando me compre ropa nueva -quiero lucir bien en las fotos de verano -quiero demostrarle a los que se burlan de mí que sí puedo Por eso es tan necesario que bucees en las profundidades de tu mente y descubras por qué quieres hacer ejercicio. Solo así te enamorarás del proceso. Y llegamos a la última cosa que hacemos mal cuando queremos hacer ejercicio (en mi opinión el punto más importante) 5.- Entrenas tu cuerpo pero NO tu mente. Tu mente influye de mil formas a la hora de hacer ejercicio, y el ejercicio influye de regreso en tu mente. Pero piensa en esto: ¿quién dirige tu cuerpo?… ¡Claro, tu mente! Y para que el cuerpo haga ejercicio primero tenemos que convencer a la mente ¿verdad? En tu mente están los obstáculos que te impiden hacer ejercicio y las soluciones para ser constante. Por eso, es muy importante incluir un entrenamiento mental en nuestro entrenamiento físico y darle la misma importancia. Tú estás plenamente capaz de hacer ejercicio, lo único que te falta hacer es trabajar con tu mente. Haz clic aquí para editar. Los comentarios están cerrados.
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AutorLEF. Enrique Domínguez Polanco. Entrenador en atletas amateur. Archivos
Octubre 2024
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