Uno de los grandes problemas actuales es la falta de compromiso absoluto en todo lo que hacemos.
Nos pasamos todo el día diciendo que haremos mil cosas para, al final, acabar no haciendo algo. Nos hemos convertido en expertos en procrastinar y aplazar en aceptar la mediocridad como una constante en nuestras vidas. ¿Cuántas veces hemos dicho que haremos dieta pero hemos durado dos días? ¿Cuántas veces hemos dicho que nos levantaremos más temprano para aprovechar más el día, que entrenaremos de forma constante, que aprenderemos un idioma, buscaremos un hobby, comeremos mejor, viajaremos más...y acabamos no haciendo algo? Palabras y más palabras. Basta ya de tanto canto de sirena. Responsabilízate de tus acciones y, sobre todo, de tus palabras. Por esa razón hay que hacer algo al respecto. No responsabilizarse y comprometerse con lo que decimos y con nuestros objetivos es, en mi opinión, una de las razones principales de la epidemia de mediocridad que existe actualmente. ¿Qué recomiendo hacer? Ser consecuente y hacer las cosas. Tan simple como eso y tan complicado a la vez. Me encantaría decirte que hay un protocolo mágico para lograrlo, pero lo que hay que hacer es cambiar de chip. Tomarte en serio a ti mismo y a tus palabras. Si dices que quieres hacer algo, hazlo. Y si no, no lo digas. No tiene sentido. Aprende a hablar cuando lo acompañes de una acción, y aprende a callar cuando no seas capaz de respaldar tus palabras. Una de las cosas que más me han ayudado a mí y a muchos de mis clientes es DECIDIR hacer algo. Lo pongo en mayúsculas porque no se trata de una decisión banal, se trata de tomar esa decisión con cada célula de tu ser, sin espacio para la más mínima duda y con la más profunda de las convicciones. Una de esas decisiones que tomas cuando estás harto de la situación y dejas de conformarte con lo que tienes. Cuando estás harto de poner unos estándares tan bajos para ti mismo, cuando sabes que eres capaz de mucho más. Este tipo de decisiones se logran cuando tienes muy claro por qué quieres hacer algo. Sin un objetivo definido y una razón de peso que lo acompañe, es muy probable que acabes desistiendo. Por lo tanto, busca ese porqué y una vez lo tengas claro, toma cartas en el asunto. LEF. KikeOzTrainer Entrenador Personal Los comentarios están cerrados.
|
AutorLEF. Enrique Domínguez Polanco. Entrenador en atletas amateur. Archivos
Octubre 2024
Categorías |